La violencia es una lacra social que siempre ha existido en la historia del fútbol desde que se inventó en la segunda mitad del siglo XVII.
Hay futbolistas que se dedican al juego sucio, es decir, a hacer daño a sus rivales olvidándose del balón. Estos futbolistas también incitan a la violencia provocando a los aficionados más violentos. Estos son los “ultras”, que acuden a los estadios para animar a su equipo, pero, sobre todo, para provocar a los rivales buscando pelea. Estos “aficionados” insultan e incluso a veces tiran objetos a jugadores y aficionados rivales.
Por culpa de estos grupos se han lamentado muchas veces muertes como los sucesos acontecidos el 29 de mayo de 1985 en el Estadio de Heysel de Bruselas, en Bélgica, en el que murieron 39 aficionados (34 italianos seguidores de la Juventus FC, dos belgas, dos franceses y un británico) a causa de una avalancha de aficionados en los prolegómenos de la final de la Copa de Europa de fútbol entre el Liverpool FC y la Juventus FC. Los sucesos causaron además 600 heridos de diversa consideración.
En España se suelen producir estos actos en los "derbys" que son los partidos entre equipos de una misma región.
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